martes, 16 de mayo de 2017

X Carrera popular Capitán Duque, Valdemoro 14-05-2017

    Si te presentan una carrera con circuito rompepiernas, calor y poco público, lo más probable es que ni se te ocurra asistir. Pero si te dicen que la organiza el Colegio de Guardias Duque de Ahumada, que buena parte de lo recaudado en la inscripción será destinado para el estudio de la esclerosis múltiple y la ELA y que habrá paella al terminar, la cosa cambia rotundamente.
    Con este panorama nos presentamos en Valdemoro mi cuñado Rubén, mi hija Ali y yo. Ali estaba encantada conociendo la academia, y mi a cuñado se le notaba algo nervioso ... jejeje.


    En la recogida del dorsal encuentro a mi amigo y compañero Angel. Le pregunto por el perfil del recorrido y me dice que no me preocupe, que es suave. Por lo poco que conozco Valdemoro, deduzco que se está quedando conmigo y que de suave no tiene nada. La idea hoy es venir a emplearme a fondo, pero no quemar todos cartuchos en el primer kilómetro. Bolsa-mochila, camiseta conmemorativa y algunas cosillas más al acabar; es una buena bolsa del corredor.
    Como es habitual en mi, voy fijándome en todos los corredores con los que me encuentro. ¡Leches! hoy se ven por aquí un montón de "galgos" (corredores finos finos, con las piernas fibrosas y el moreno particular que te deja la ropa de entrenamiento). Mecachis, mira que venía yo con ganas de hacerlo bien...en fin.
    Apuro como los coches de fórmula uno en las calificaciones todo el tiempo que puedo para calentar hasta cinco minutos antes de la salida. Me despido y deseo suerte a mis acompañantes, acordando con mi cuñado ir en busca de Ali cuando terminemos y discretamente me voy a buscar un buen sitio en la salida. Empezamos y terminamos en la pista de atletismo del Colegio, busco la calle interior, lo más delante posible (tengo que colarme) y antes de que me de cuenta ¡PUN! el Capitán Duque, de un disparo, nos lanza a la prueba.
    Somos aproximadamente 1000 inscritos, 500 de ellos pertenecen al Colegio, y la arrancada en pista, evidentemente, es lenta. Tomamos la primera calle, en subida, y me abro, haciendo algún metro de más, para adelantar a los que se lo van a tomar con más paciencia que yo. Callejeamos un poco en el Colegio, aproximadamente un kilómetro, y salimos al exterior. Ahora vamos por una avenida muy ancha, en ligera cuesta arriba. Es el momento de preguntarle al cuerpo cual será el ritmo crucero ideal.
    Para hoy he decidido llevar en el gps nada más que el cronómetro e ir haciendo cálculos mentales en cada punto kilométrico, aprovechando que están perfectamente señalizados, con un cartelito y un alumno al lado. En cada vistazo que hago al frente no soy capaz de ver cabeza de carrera, hay mucha gente todavía por delante. ¿Y mis sensaciones corriendo? pues geniales. Apenas acabamos de comenzar, voy un pelín por encima de 4' el kilómetro y me encuentro muy fresco. Paso el segundo kilómetro en poco más de 8 minutos. Bien, tranquilo, hay tiempo para recuperar estos pocos segundos.
    Antes de llegar al tercer kilómetro, y todavía subiendo la avenida, me adelanta un muchacho bastante joven. Lleva un ritmo muy fuerte y, sinceramente, mi primer sentimiento fue de envidia ... pero unos metros más delante, justo en el k 3, se pone a andar... uy, ahora será a él al que le de envidia de mi...jejeje.
    Giramos a izquierdas y accedemos a otra calle ancha, en la que ahora si, puedo ver la cabeza de carrera y a todos los que llevo por delante. Calculo que iré por la posición 150, que teniendo en cuenta que somos casi mil, está bastante bien (además de haber visto a los galgos, eh!). Hasta ese momento he ido adelantando a mucha gente, algo habitual en mi forma de competir. Pero entonces aparece otro corredor, esta vez no tan joven, y me da una buena pasada. Aparentemente va muy cómodo y eso merma un poco mi moral, ya que el calorcito está empezando a bajarme los humos. Lejos de rendirme tan facilmente, lo tomo como referencia, decisión a la postre acertada, ya que se unió a un grupo de locales más adelante, y ellos, conociendo perfectamente el perfil, van a ir marcando un ritmo ideal para mis prestaciones.
    En el cuarto kilómetro salimos del asfalto (he omitido que ha habido una pequeña bajada, en la que pude tomar un respiro), y volvemos a subir. Si, lo se, todo lo que sube baja, pero este Valdemoro da la impresión de ser diferente, no hay tiempo para tomar aliento cuando, de nuevo, aparece alguna cuesta!
    El ritmo viene siendo más o menos el mismo, así que descarto por completo poder acercarme a los 40 minutos "pelaos". Pasamos por debajo de la M423 y de nuevo otra subida. Aquí doy caza a la primera mujer. Lleva una liebre, así que mejor no la animo a que me siga. Termina la rampa más fuerte y ahora el desnivel es menor. Decido empezar a dar un poco de guerra, conocedor de mis fuerzas y con la esperanza de que ahora el perfil será favorable.
    Llego al quinto kilómetro en 20'50" y avanzo por el camino adelantando a más corredores. En el 6 ya sumo más de 21 minutos. Cruzamos de nuevo la carretera y empieza el regreso a la ciudad. Tras el siguiente giro está colocado el avituallamiento y temo no poder coger agua, ya que mi pequeño esfuerzo extra me ha llevado hasta el grupo del que hablaba antes (el del tipo que me adelantó y los corredores locales). Voy cerrando el pequeño pelotón y por suerte, todos se acercan al lado del agua cuando uno de los voluntarios se va hacia el otro, con dos vasos en las manos. Inmediatamente me voy hacia él y cojo uno dándole las gracias. He elegido mal, me he llevado el que menos tenía, y de un pequeño trago lo vacío rápidamente.
    El kilómetro 7 lo paso en poco más de 29 minutos. Y volvemos al asfalto. Mejora la tracción, puedo ir más rápido, me pego más al grupo, giramos a izquierdas y ... otra cuesta!! no me lo puedo creer, vaya pueblecito!! jaja. Afortunadamente es cortita y la bajada ahora es fuerte. Paso el kilómetro 8 sin recuperar apenas segundos, pero con la certeza de que bajaré de 42 minutos en meta.
    Decido entonces dejar el grupo, confío en que el perfil ya no se vuelva en mi contra y hago un cambio para dejarlos atrás definitivamente. Última rotonda en la ciudad, giramos a izquierdas y ... maldita sea mi estampa, otra vez hacia arriba!!! La visión de esta última cuestecilla (para hacer honor a la verdad, apenas tienen pendiente) me frena de tal forma que uno de los locales me da caza. Va animando al resto de su grupo, pegado a mi costado. No puedo evitar decirle: ahora me váis a dejar bien atrás, por hacerme el chulo ... Educadamente me contesta que ellos juegan con ventaja, conocen a la perfección el circuito. Desvío la mirada hacia atrás y veo que los demás no van mejor que yo. Pasamos el kilómetro 9, unos metros más adelante volvemos a entrar al colegio. A mí se me infla la vena competitiva y, ahora si, doy el hachazo definitivo. Los dejo atrás con relativa facilidad.
    Me quedan fuerzas para acelerar fuerte y bajar unos segundos, pero con el día de calor que hace y el circuito tan duro que hemos tenido, decido no hacerlo, mejor reservo fuerzas para ir a buscar a Ali.
    Entro en la pista y, a pesar de "tener a tiro" a dos corredores, prefiero acabar discretamente tras ellos, parando mi crono en 41 minutos exactos. El tiempo oficial será de 41'06". Con las características de hoy, estoy más que satisfecho con el resultado. Y no digamos cuando veo en las clasificaciones provisionales que he acabado el 33 de la general, 15º de mi categoría...
    El fin de carrera de Ali tiene su miga. Podría escribir otra crónica casi tan larga como la que llevo hasta ahora. Pero para no ser pesado, voy a resumir. Apenas ha entrenado, viene molida trotando-andando y a falta de unos 300 metros se desploma en mis brazos. El susto es monumental. Pero su fuerza de voluntad y coraje supera todo eso y en menos de dos minutos, de un salto, se aparta del médico que la está atendiendo y me dice que ella ha venido para terminar en la meta, no aquí. Bajamos a la pista y cruza con una mueca en su rostro, mezcla de sufrimiento y alegría. Es muy valiente. Reponemos líquidos con Mari Sol y Jose (mis cuñados) y regresamos a casa con una experiencia más en la mochila.

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