sábado, 17 de enero de 2009

Otro martes.


Deportivamente hablando, claro. Lo digo por las sensaciones. Aunque he empezado muy agusto, poco a poco he ido notando demasiado cansancio y aumento de pulsaciones fuera de lo corriente. 14 kms a 4'55'' de media, la primera mitad a 4'58''; al menos he sido capaz de aumentar el ritmo al final.
La tarde invita a pasear, montar en bici ... correr ... hay muchos vecinos por mi circuito de entrenamiento, hasta la Jorja, claro, de ahí en adelante yo solo, como casi siempre.
Llevo el sol de espaldas y hace poco viento, asi que aunque corro poco agusto, el tiempo suaviza esta mala sensación. Poco antes de llegar a donde estaba la Casilla de Santiaguillo, justo cuando giro a la derecha, la luz del sol produce un efecto visual en un rastrojo que me deja sin palabras, y no es que fuese charlando con nadie, precisamente. Veo mi sombra proyectada sobre el mismo, alargada, como yo, y una especie de 'tubo de luz' que asciende desde donde termina la sombra y acaba con el rastrojo; es como si hubiesen pintado una línea negra y a continuación una dorada en el gris-dorado de la poca paja que queda en el suelo. Algo curioso que nunca había visto.
El final del entrenamiento lo hago casi sin luz; fuera gafas.

He añadido un nuevo blog, el de Alfonso: El Taquillón de los Trastos; nada que ver con correr (porque él no quiere, claro).

2 comentarios:

Mildolores dijo...

¡Cuanta imaginación le echamos mientras corremos o pedaleamos! ¿Verdad? Has tenido un momento de esos... ¿Mágicos?
Disfrutas viendo tu figura proyectada y te sientes volar.
Mola eso.

A ver ese blog que dices.

Eladio dijo...

Cierto, mientras corremos o pedaleamos no dejamos de pensar cosas que luego plasmaremos en nuestro 'ciber-diario'. Hoy no era capaz de encontrar argumento; imposible saber de que manera se producía ese efecto óptico. Lástima no saber sacarle más partido literario ;)