jueves, 25 de abril de 2024

Doblete especial seguidores, Pepe y Paula, con todo el cariño.

 Cuando en la última crónica hablas de la primera posición (por categorías) en una carrera, después da pereza retomar la escritura, sobre todo si no hay otros podios de los que hablar... pero claro, aquí me dedico a contar experiencias de un humilde aficionado, no las de un campeón olímpico...

Hoy quiero hablaros sobre las dos carreras en las que he corrido este año, la primera, la Media Maratón de Valdepeñas, de la que solo había oído hablar de forma positiva y en la que me he estrenado, la segunda, la Capitán Duque, en la que firmo mi cuarta participación. Así que, Pepe, bebe un sorbito de agua, que vamos para un rato.

MEDIA DE VALDEPEÑAS

Pocas carreras he preparado tan a conciencia como esta. Además, apenas en un entrenamiento hubo un pequeño pinchazo en la zona isquiotibial de la pierna izquierda, que resolví sobre la marcha, con unos estiramientos. El resto de días, fueron como la seda. Total, más de 500 km de preparación específica. Todo el mundo me había hablado maravillas de esta prueba, y la verdad, que todo era cierto. Pero había un detalle que nunca escuché, y si lo hice, no lo memoricé: no es tan llana como pensaba. Tampoco voy a decir que es una rompepiernas, pero es que el día que se disputó, por desgracia, hacía un viento considerable, y las pequeñas pendientes acentuaban la dureza que genera tal distancia.
El caso es que eso lo descubrí sobre la marcha, una vez puestos manos a la obra, pero antes de dar la salida también hubo lo que ya os he contado, la preparación y esa mañana, la planificación y adaptación a lo que el día nos había preparado.
Varios laguneros nos habíamos animado a participar, cada uno con su objetivo. Yo me había preparado para rondar la hora y 26 minutos, y el viento, con más peso que mis entrenamientos, decidió que me dedicase a disfrutar mientras me empujaba de espaldas y a sufrirlo cuando lo llevaba en contra, haciendo poco caso a lo que el reloj me fuese contando.
Consigo un buen lugar en la salida y gracias a una ancha avenida, desde las primeras zancadas, pude correr sin ningún agobio por la gran cantidad de participantes. (en la prueba, a dos vueltas, también se celebra un 10 km).
Voy siguiendo a los corredores que marcan el ritmo de una hora y media, poco a poco los voy alcanzando y les acompaño dos o tres kilómetros. El ritmo que llevan es más rápido de lo que en teoría van a llegar a meta, tengo mis dudas a la hora de seguir ahí o aflojar un poco. Pero el inicio es muy favorable, tirando hacia abajo y con un pelín de viento a favor. Mantengo mi zancada y en lugar de acompañarlos, los adelanto. En la foto se ven justo detrás:
La Avenida del Vino (foto) es una larga recta, con los edificios lejos de la calzada, mucho me temo que cuando volvamos, el viento, que ahora ayuda, va a comenzar a machacarnos. Por suerte aquí hay poca inclinación, que es otro factor importante a tener en cuenta. Giramos y nos dirigimos al interior de Valdepeñas. No sopla muy fuerte, o al menos eso es lo que yo percibo. Voy a tope de fuerzas, con el depósito lleno y me parece casi mentira que pueda mantener el ritmo con tanta comodidad.
En esta recta de regreso voy adelantando a otros corredores y me planteo formar grupo con otros que vayan parejos a mi.
En el primer avituallamiento, km 5, adelanto al Villacañero Maxi. Le digo que se una a mi, pero ya lleva mala cara, va muy justo de fuerzas...y anda que no queda nada...
Poco después voy escuchando muchos gritos de ánimo a un corredor local que va cerca. Va con otro, que parece ser un conocido suyo, y decido unirme a ellos, a ver si entre los tres la carrera se hace algo más amena. 
En la primera oportunidad que tengo, le pregunto por el perfil y, efectivamente, me confirma que hay mucho sube-baja. No son grandes pendientes, pero desgastan un montón. Hablamos bastante, así los kilómetros pasan más rápido. Mucho público llamando por sus nombres a mis dos compañeros, vamos bien, BIEN!.
Pasamos el kilómetro 10 en 41'23'' según mi reloj. Aquí terminan algunos corredores, pero mis dos compañeros siguen para completar la media. Regresamos de nuevo a la Avenida del Vino y escuchamos una sirena justo detrás; es un policía local en moto, que escolta a una UVI, uf, que mal rollo... unos metros delante vemos a un corredor en el suelo, de los que iban por delante de nosotros, ya lo están atendiendo otros sanitarios. Se trata de Andy, vencedor del año pasado, que ha tenido un desmayo. Por suerte, luego nos enteramos que no fue nada grave. Aquí mis compañeros se aceleran un poco y al intentar seguirlos noto que me van a sacar de punto, así que les digo: uf, si aceleráis, yo no puedo seguiros. Curiosamente, ambos aflojan y me esperan, que lujo!!
Volvemos y callejeamos para ir finiquitando la prueba, me encuentro bien, pero el cansancio se va acumulando, aunque, de momento, yo no lo perciba.
Llegados a los últimos kilómetros tengo un pequeño bajón. Me empiezan a faltar las fuerzas y casi con desesperación voy buscando el cartel del 20. Pero la cabeza me juega una mala pasada y me digo a mi mismo que he perdido la cuenta, que como sea el 19 el que viene ahora, me hundo y me tocará arrastrarme hasta meta.
Terminamos el Paseo de Luis Palacios y giramos hacia la Calle de la Virgen, localizo el cartel y ... EL 20!! esto está hecho, menudo subidón!! parece mentira lo que hace la sugestión, un momento vas hecho polvo y una imagen te hace recuperar fuerzas de repente.
Empiezo a aumentar poco a poco el ritmo, hay que terminar dándolo todo. Se queda uno de los dos acompañantes y el otro va a mi lado. Encaramos la penúltima recta, se ven muchos arcos hinchables y no puedo sujetarme, venga, a tope!!
Cruzo la meta un minuto y pico más lento de lo que había planeado, pero teniendo en cuenta todos los factores, me doy más que por satisfecho.

Espero a mi sobrino Miguel, que llega enseguida, haciendo su mejor marca en media maratón, enhorabuena chaval!!
Después de este día, dedico aproximadamente dos semanas de recuperación, saliendo a hacer entrenamientos muy suaves y de pocos kilómetros. El cuerpo ha quedado bien castigado. Y con la vista puesta en el 21 de abril, fecha en la que se disputa la Capitán Duque, confecciono un plan de entrenamiento exclusivo para la prueba. Soy muy optimista, y como estoy haciendo buenas marcas en carrera, estoy convencido de que en Valdemoro correré por debajo de los 40 minutos (son 10 km no homologados). Pero la mala suerte llama a mi puerta y tengo un par de bajones por sobrecargas musculares, la última, a 12 días de la carrera. Me planteo incluso no participar.
La misma semana de la prueba retomo los rodajes suaves y el jueves ya no tengo ni el más mínimo rastro de molestia. Decido entonces inscribirme y disfrutarla, sin mirar el cronómetro.
 
XVI CARRERA SOLIDARIA CAPITAN DUQUE
Este año Ali me acompaña, aunque no va a correr. Pasamos por Villacañas a recoger al amigo Martín, que también ha estado dudando hasta el último minuto si correr o no, y con tiempo más que suficiente, nos plantamos en el Colegio de Guardias Jóvenes de Valdemoro. Allí nos encontramos con Jésica, que tampoco podrá participar, pero se ha acercado para saludar y darnos ánimos.
A pesar de haberme planteado salir a disfrutar de la carrera, decido hacer un buen calentamiento, ya que el circuito tiene muchas rampas y no quiero sorpresas. Última foto antes de empezar, y al lío!!

Me coloco en buena posición, por delante. Aquí corren muchos alumnos del colegio que van más despacio y no me gustan los apelotonamientos (vaya palabrota, jaja). Salida rápida, controlo el ritmo antes de salir de la pista hacia las calles y pongo el piloto automático. Trato de ir lo más cómodo posible todo el tiempo, teniendo en cuenta que estoy en una carrera y llevo un dorsal puesto, es decir, que no voy a ritmo de entrenamiento precisamente, pero tampoco echando las higadillas. Instintivamente, comienzo a mirar el reloj, para ver el pulso y la velocidad. Pues no voy nada mal, eh! a sabiendas de que las sensaciones del inicio siempre serán mucho mejores que las del final, claro está. Enseguida localizo a un corredor veterano de Valdemoro. Me pongo detrás y pienso que será buena liebre. Al ser local, conocerá bien el recorrido y al ser veterano, sabrá dosificarse. Pero la liebre me dura apenas 1500 metros. Yo voy un pelín más rápido.
Poco después del segundo kilómetro voy escuchando unos pasos muy cerca de mi. Llevo un corredor pegado (sin molestar en absoluto). No me giro para ver si es el de Valdemoro, pero me da la sensación que no. Vamos sumando metros y adelantando corredores. Antes de la mitad de la prueba alcanzo a uno que compite con un modelo de zapatillas Joma que yo uso para entrenar. Son comodísimas, no me extraña verlas en las carreras (Viper). El avituallamiento está en el 5'5, cojo una botella de agua, le doy dos tragos y justo antes de deshacerme de ella me giro hacia atrás para ofrecerle al corredor que va pegado a mi. Es un chaval de unos 20 años que la rechaza, me dice que le da flato, que él suele hacer bici y que corriendo no es capaz de beber. Comienzo a entablar conversación con él y me dice que va estupendamente siguiendo mi paso, que si fuese solo, seguro que ya habría reventado.
Aquí viene la parte más favorable de todo el circuito, hasta el km 7 es todo bajada. Procuro no acelerar demasiado, ya que luego quedan unas rampitas muy simpáticas...
Las afronto sin riesgos, sin darlo todo en absoluto. Recuerdo que en esta parte de la carrera, la última vez que la hice lo pasé fatal. Pero este año no va a ser así, no llevo pretensiones de tiempo en meta, voy sin agobios.
A falta de un km le digo a mi compañero que ya solo quedan dos rampas suaves, que no le de vergüenza acelerar y dejarme atrás. De primeras dice que no, pero enseguida se embala y me saca unos metros que ya no podré recortar hasta meta. Yo también acelero un poco, pero sin pisar a fondo...
Cruzo la meta en 41'27, un tiempazo, teniendo en cuenta lo bien que lo he pasado y el pico de exigencia que no ha llegado a ser el habitual, si no, más leve. Soy quinto de mi categoría.
Después de ponerme ropa seca me encuentro con el amigo Abel, de Puerto Lápice, con el que da gusto siempre intercambiar unas palabras.

A día de hoy, ya me he inscrito para el Cross Patio de la Mancha, en El Romeral, para el sábado 27. Aquí, si no pasa nada, habrá que darlo todo. Pero esa ya será otra historia que contar...



martes, 2 de enero de 2024

III San Silvestre de Tomelloso, 31-12-2023

 Finaliza un nuevo año, un año diferente, un año que, si no hubiese sido por las lesiones, habría sido fabuloso. No obstante, no ha sido malo, sobre todo teniendo en cuenta las últimas carreras...

Como no pude ir a Villacañas por trabajo, me tocó estar buscando alguna San Silvestre que no estuviese lejos, que fuera por la tarde y a ser posible, a primera hora. Tomelloso reunía todas las condiciones. Cuando le conté mis intenciones a Miguel, no lo dudó un instante "tío, yo me voy donde tú vayas". Y  Alicia más de lo mismo "papá, inscríbeme, que yo también corro en Tomelloso". Por desgracia un resfriado unos días antes impidieron a mi hija correr; la parte buena es que ganamos una fotógrafa jeje.

Allí que nos presentamos, prudentemente con una hora de antelación. Nos dio tiempo a tomar café, coger los dorsales y la bolsa (pedazo de bolsa del corredor buena, por cierto), cambiarnos y calentar tranquilamente.
Quedamos con Ali para que intente hacernos alguna foto y de paso, que nos lleve unas sudaderas para después.
Ya me había adelantado mi amigo Cerezo que suele venir mucha gente disfrazada y, teniendo en cuenta que estábamos casi 600 inscritos, decidimos echarle un vistazo a la zona de salida.

Se trata de una calle estrecha, uno de los accesos a la Plaza de España, y encima, haciendo curva. Le digo a Miguel que vamos a ponernos lo más delante posible para evitar el embudo y vaya que si lo hicimos, de muestra un botón:

Por suerte, tengo que esquivar a tan solo un corredor (el que va de negro), pero el precio fue demasiado caro, salimos casi a tope y eso al final se paga.
En el momento que la calle se ensancha, cerca de una rotonda, alcanzo a Miguel, que ya se ha dado cuenta de lo rápido que va, lo paso y sigo a lo mío. Pocos metros después me adelantan un par de corredores (uno de ellos con el pelo blanco, ya estamos de pitorreo...). Los primeros van disparados, nos han sacado mucha distancia en muy poco tiempo. Yo procuro que el del pelo blanco no se vaya demasiado lejos. A su lado va otro veterano, el que quedó detrás de mi en Lillo. Supongo que estoy en el sitio correcto, aunque no se si a la velocidad adecuada. He estado trabajando las dos noches anteriores a la carrera y apenas he dormido ni descansado. Confío en que voy bien entrenado, estoy en buen estado de forma y la prueba es corta.
El circuito es muy sencillo, una recta de un kilómetro y volver casi por el mismo sitio. Lo poco que se callejea hace que se completen los casi 2'5 km de cada vuelta. Digo casi porque además de que mi gps dio bastante menos, después lo he medido con un par de herramientas de internet y me salen 4'8 km totales.
Sobre el segundo kilómetro adelanto al corredor que también fue a Lillo, no miro atrás ni un momento, voy confiado y fuerte. Ali nos espera poco antes del arco de meta y hace su trabajo a la perfección:


Luego, en casa, viendo las fotos, me di cuenta de que el otro veterano me seguía muy de cerca en ese punto...

Primera vuelta. No miro el reloj, hay mucha gente animando en la plaza, supongo que eso hace que me acelere un poco. Un chaval más joven me adelanta en este punto y yo intento seguirlo o al menos, tratar de que no se vaya demasiado lejos, quiero afianzar mi posición.

Gracias a Uti por encontrar esta foto en la que según él, llevo cara de concentración. Pero no es eso lo que yo percibo. Empiezo a pagar todo de golpe: el no dormir, la salida demasiado rápida y el plato de lentejas que me comí poco antes de venir a correr... Me empieza a doler la barriga, a la altura del diafragma, signo inequívoco de que voy pasado de rosca. Miro el reloj y ya he bajado considerablemente el ritmo, pero me cuesta muchísimo mantenerlo. La interminable recta del primer kilómetro parece no tener fin. Me falta el aire, me pesan las piernas, los brazos, llevo el cuello agarrotado, todavía quedan dos kilómetros y lo peor de todo, el del pelo blanco no se deja atrapar :) :)
En el siguiente giro decido bajar un poco el ritmo a propósito, necesito coger aire. Volvemos a girar y miro de reojo hacia atrás. Me sigue un grupo a unos 30 metros, van dispersos, espero que no se pongan a dar relevos, ya que me alcanzarían con facilidad.
Cuando volvemos a encarar la larga recta veo la cola de la carrera, voy a tener que doblar a mucha gente que va andando y disfrazada. Por suerte apenas hay un momento en el que se estrecha mucho la cosa, pero no hay incidentes, al contrario, cuando se dan cuenta se apartan y dan ánimos. El público de las calles también aporta su grano de arena, hay mucha gente gritando y aplaudiendo. Hay que reconocer que en estos momentos, esos detalles ayudan bastante.
Poco a poco voy recortando metros al veterano que llevo delante, pero no me veo con fuerzas en absoluto para pensar en esprintar llegado el caso. Los metros van pasando y mi cara y mi respiración deben ser un poema. Se me está haciendo más largo que un maratón ¡madredelamorhermoso!
Últimos giros, paso al lado de Ali (no me ve hasta el último segundo), termino de darlo todo y cruzo la meta en 17'47''. Según los del cronometraje 18'14'', no entiendo por qué tanta diferencia...
Lo primero que hago es ir a preguntar la edad al corredor que me ha precedido (si, el del pelo blanco). Está tan sofocado como yo, me mira y me dice "yo tengo 48 años" olé, le doy las gracias y una sonrisa enorme me empieza a brotar de la cara. Enseguida llega Miguel, me ha ido pisando los talones (aunque luego me contó que dejó de verme poco después de que lo rebasara al principio). Para el reloj, le echa un vistazo y me abraza muy contento. Ha corrido por debajo de 4' el km, ¡TOMA YA!.
Charlamos y comentamos la carrera mientras bebemos agua y nos comemos el donut que nos da la organización. Le digo a Miguel que creo haber entrado entre los 15 primeros y que seguramente suba al podio. Buscamos a alguien que tenga un teléfono y pueda leer el código QR del dorsal, ya que, cosas de la era moderna, la clasificación provisional es instantánea. Alicia dice que su móvil no tiene, así que nos deja las sudaderas, la dejamos en la plaza y nos vamos a poner ropa seca y un abrigo.
Nada más vestirnos comprobamos los resultados:
14º de la general, primer veterano B buaaaa!!! que alegría!!!! corriendo de nuevo a la plaza para subir al podio!!
EL premio por ganar en categorías es muy generoso, una enorme copa y una cesta muy completa con productos de la tierra. He de reconocer que me ha encantado la prueba, a pesar de lo que he sufrido. Este año voy a tener dilema a la hora de decidir cual correr...








jueves, 28 de diciembre de 2023

Carreras de Navidad, Puerto Láice y Lillo 2023.

 Cuando llega diciembre nos gusta ir a todas las carreras que podemos, pero el abanico es tan amplio que no queda más remedio que filtrar y acudir a las que el trabajo me permite. Este año no habrá San Silvestre Villacañera, ya que la han trasladado al día 30 y me es imposible acudir, en su defecto, iremos a Tomelloso, Miguel, Ali (que posiblemente se la pierda por resfriado) y un servidor.

Mientras tanto, y para ir abriendo boca, el pasado sábado 23 nos fuimos a la tradicional carrera de Navidad de Puerto Lápice. La idea era hacerla sin sufrir demasiado, ya que al día siguiente corríamos por la mañana en Lillo. Si, es un poco excesivo, pero teniendo en cuenta que el sábado solamente serían 1800 metros...

Y allí nos presentamos, Ali, Miguel y yo, en representación del C. A. las Lagunas de Villafranca.

Tras un breve calentamiento nos colocamos en línea de salida junto a no más de otros 20 corredores. Entre ellos está Higinio, que además de participar, asume la labor de organizar, enhorabuena! Además se ven otros tres o cuatro atletas "muy finos", por lo que este año descarto de inmediato subir al podio. Salimos disparados, como siempre, y tengo que retener a mi pupilo, que va como una moto. Después de cada giro me da la sensación de ir bajando ligeramente el ritmo, pero al pasar más de la mitad de la prueba, en el km 1, Miguel me "canta" que vamos a 3'47''. Es más rápido de lo previsto, pero el caso es que, antes de que nos demos cuenta hemos acabado, así que, ¿para qué frenarnos?. Y así lo hicimos, acabamos en las posiciones 6 y 7 de la general, en un tiempo de 7'27''. Muy contentos. Sin apenas parar a tomar el aire, nos vamos con Ali, que en ese momento pasa a la altura de la meta, faltando un giro para completar la carrera. Este año nos hemos ido después de ver la entrega de trofeos, era muy tarde y todavía no habían repartido las tortas con chocolate...en fin, para el año que viene.
 
Al día siguiente, con tiempo más que de sobra, nos fuimos a Lillo para participar en la XI carrera de Navidad. Es la primera vez que voy allí a correr, ya tenía ganas. Allí nos encontramos a mi amigo José Torresano, a Miguel Salas, a Mª Victoria, a Martín (trabajando, no pudo correr), Maxi, Roberto Roldán, y nuestro compañero de club José Patiño...bueno, paro ya de nombrar gente, que luego se me olvida la mitad jeje.
Cuando recogemos el dorsal le pregunto a Miguel Salas si han venido otros veteranos conocidos (de los que corren más que nosotros) y me contesta muy seguro que no, que esté tranquilo que vamos a ser los primeros de nuestra categoría. Pero yo no estoy tan seguro, se ven muchas canas y muchas piernas finas, hoy habrá que trabajárselo bien si quiero llevarme un trofeo a casa.


 Para el calentamiento nos juntamos con José Torresano y acordamos dar una vuelta completa al circuito, pero como no paro de hablar con cada persona que veo y me saluda, se nos echa la hora encima y tenemos que quedarnos cerca del arco de meta para no despistarnos y llegar tarde.
Me veo optimista, las piernas no se resienten del calentón del día anterior, auguro una buena carrera.
Llega la hora y me coloco en segunda fila. Nada más empezar, el amigo Salas me dice que me ponga a su lado, pero cuando llevamos tiempo suficiente como para que el reloj me diga el ritmo con bastante precisión (3'30'') descarto de inmediato acompañarlo. Aflojo un poco y me adelantan 5 o 6 corredores. Después del primer giro y sin haber podido regular todavía la "velocidad de crucero", adelanto a María Victoria. Nuevo vistazo al reloj, 3'45'', uf, voy un poco pasado de rosca, tengo que regular la primera vuelta. Kilómetro uno en 3'49''. Al final de la calle Navarra hay un giro a derechas bastante cerrado, algo de tierra suelta junto a la acera, así que me abro prudentemente y aunque hago unos metros de más, prefiero asegurar el no ir al suelo por un resbalón. Poco más delante hay otro giro cerrado a izquierdas y enseguida el kilómetro dos, que paso en 3'53''. Esto es otra cosa, a esta velocidad si que me veo capaz de completar lo que queda de carrera. En ese punto, justo delante de mi va un corredor con el pelo completamente blanco y a Salas acabo de perderlo de vista. Me empiezo a poner en plan competitivo y acelero ligeramente hasta darle alcance. Los amigos de Lillo han puesto pegatinas de colores en los dorsales para distinguir las categorías de edad, así que cuando sobrepaso al amigo cano, me fijo en su dorsal. Bien, la pegatina es de otro color. No puedo evitar decirle: me llevas asfixiado, pensando que somos de la misma categoría!! a lo que me contesta (conforme puede): no no, tengo el pelo blanco, pero no soy tan viejo. 
Pasamos por meta (km 3, a ritmo de 3'50'') y unos metros por delante veo a otro que también peina canas. Lleva buen ritmo, pero cuando veo que en la siguiente esquina se sube a la acera para recortar, pienso entre mi: a este también lo adelanto. Justo al pasar a su lado me fijo en la pegatina y ... tachán!! es de los míos!! le doy ánimos mientras lo adelanto con un poco de sarcasmo y para que no se le ocurra pegarse a mi, acelero un poco. Desde hace unos metros voy distinguiendo al amigo Maxi también por delante. Parece que va más flojo que yo. Mantengo el ritmo y le doy alcance. Le animo para ver si se queda a mi lado, pero a los 50 metros escasos tiene que levantar el pie del acelerador y bajar. Yo sigo a lo mío, pasando el cuarto kilómetro en 3'46''. 
Me encuentro perfecto de fuerzas, decido no aflojar, ya que queda muy poco y no quiero el el veterano que recién he adelantado vuelva a recuperar su puesto. Con tan buenos ánimos, en el giro pronunciado a izquierdas me da un pinchazo en el aductor de la pierna izquierda...MIERDA!! ¿A que no soy capaz de terminar la carrera? ha sido un pinchazo relativamente fuerte, justo cuando adelantaba a un atleta de Villacañas. Por unos momentos me veo fuera de la prueba, pero algo dentro de mi me dice que siga, algo más flojo, pero que siga.
Ya iba bien lanzado cuando me dio el pinchazo, justo antes de pasar el quinto kilómetro en 3'45''. El villacañero se pone a mi lado y me rebasa con facilidad. Yo aprieto con la mano izquierda en la zona del pinchazo y parece que me alivia ligeramente el dolor, tanto como para tratar de mantener la inercia de la carrera y volver a ponerme al ritmo de antes. Acabo el último kilómetro a 3'45''.
22'21'' en meta, segundo veterano C ¡toma ya!
Miguel termina en 23'42'', también muy contento con el resultado. Se ha quitado la espinita de Puebla, donde pudo haber dado de sí un poco más.
Todavía con algo de molestia en el aductor, decido no ir en busca de Alicia, quiero ser precavido, que el próximo 31 hay que correr en Tomelloso.







lunes, 13 de noviembre de 2023

VI 10 K Almoradiel, 12-11-2023.

 Me he saltado un par de crónicas este año, la principal, la del pueblo, la XXV edición de la carrera popular Las Lagunas de Villafranca. Este año la hice con Miguel, de liebre, y la disfruté como pocas veces he hecho. La otra fue el 10 K de Herencia, también de liebre con Miguel y también en modo disfrute.

Desde la última parada por molestias a principios de julio no he vuelto a recaer. Entreno bien y no me duele nada. No hago ritmos altos, voy siempre controlando las pulsaciones.

Y con muchos kms acumulados en las piernas, nos presentamos Uti, Miguel, José y un servidor en La Puebla de Almoradiel. Una temperatura perfecta y una ligera brisa que servirá para refrigerar los motores. (el amigo José no llegó a tiempo para la foto).

Las sensaciones desde el calentamiento son muy buenas, me encuentro muy optimista y, aunque tenía la esperanza de lograr un podio en mi categoría, al ver los "viejunos" allí presentes, no quise hacerme muchas ilusiones.

Nos encontramos a muchos conocidos. Menos mal que llegamos temprano y nos dio tiempo de saludar a todos.

Trotamos unos 3 km, meto algún progresivo muy suave y nos vamos directos a la línea de salida. Me coloco prácticamente en la primera fila. Conozco el recorrido de memoria, cada pequeña subida, cada bajada, la zona del río, los apenas dos giros algo más estrechos, no va a haber sorpresas.

Empezamos puntuales y a pesar de mi buena colocación, tengo que esquivar a un señor que se ha colocado delante, pero que anda muy lento, le rozo un poco con el codo y me disculpo.

La primera calle es en una ligera subida, trato de ir lo más lento que el pelotón de corredores me deja, ni adelanto ni me adelantan. Giramos a izquierdas y comienza la bajada. Me pongo al lado de Victoria y le pregunto por sus intenciones, me contesta que va a ir por sensaciones (o sea, que va a ir controlando a las rivales jeje). La adelanto pocos metros después. Se va acercando el primer kilómetro, justo a la salida del pueblo. En esta zona viene un poco de aire de frente, así que decido buscar algún corredor que me haga de pantalla. Veo delante a dos que van juntos y me digo: ""estos son"". Acelero y los alcanzo enseguida. Paso el primer km por debajo de los 4 minutos, más rápido de lo previsto, pero como dije al principio, hoy soy optimista, voy a jugar con el recorrido, ya bajaremos la marcha cuando sea necesario.

Mis dos acompañantes van cumpliendo su función perfectamente, uno de ellos va dando instrucciones al otro, me recuerda a mí cuando voy con Miguel. Voy mirando el cronómetro de reojo, vamos todo el rato ligeramente por debajo de los 4 minutos el km. Imagino que llevan el objetivo de bajar de 40 minutos en meta y empiezo a pensar que correremos juntos todo el tiempo.

Llegamos al río, giramos a izquierdas y seguimos nuestra marcha. Voy tan cómodo que ni me lo creo. Vuelvo a mirar el crono y vamos a 4'10''...ya decía yo. No le doy mucha importancia, me vendrá bien para guardar fuerzas, que seguramente después necesitaré.

Desde el primer km localizo visualmente a Luis, un villacañero de mi grupo de edad que anda, normalmente, más rápido que yo. Desde que pasamos el puente y giramos de nuevo al pueblo, le empiezo a recortar distancia. Miro el crono, voy muy "relajado", los km 3 y 4 los hemos pasado algo más lentos, por encima de 4', así que, aprovechando un pequeño hueco, adelanto a los dos compañeros y sigo solo hacia adelante. Mantengo un ritmo alegre, pero no me excedo, ya que ahora vienen unos pequeños desniveles en positivo hasta llegar a terminar la primera vuelta. En la última de estas subidas alcanzo a Luis, me pongo a su lado y no lo adelanto. Cruzamos el arco de meta, según el crono oficial, en 20 minutos y 4 segundos. Giramos, me voy hacia el avituallamiento y cojo un vaso de agua, está muy lleno, pero apenas me caen unas gotas encima tras echarle un sorbo. Luis sigue a mi lado, no ha aprovechado mi bajada de ritmo al beber agua para adelantarme. Estoy decidido a dejarlo atrás, pero no va a ser nada fácil.

Comienza de nuevo la bajada. Mantengo el ritmo los primeros metros, pero enseguida comienzo a alargar la zancada en un par de ocasiones, quiero ver si mi contrincante responde. Y efectivamente, responde, escucho su respiración justo un metro por detrás. Pero no es una respiración controlada, va algo agitado, buena señal (para mi, claro). Pasamos el 6 por debajo de los 4 minutos. Sigo con unas sensaciones estupendas, pero antes de volver a entrar a los caminos de grava, me empiezan a dar pinchazos en el isquio de la pierna izquierda. No me lo puedo creer, ¡con lo bien que voy! Empiezo a plantearme una posible retirada, pero al presionar con la mano en la zona donde me pincha, el dolorcillo se alivia, así que decido continuar. El km 7 también lo bajo de 4 minutos. Aquí alcanzo a otro corredor, que, al verme, parece sorprendido. Me dice algo, pero no lo entiendo, y le contesto "hay que ir de menos a más". Lo adelanto enseguida.

Paso la zona del río sin pena ni gloria. Veo corredores delante y trato de alcanzarlos. A poca distancia parece ir la primera mujer, acompañada de Javier, un corredor local que siempre llega por delante de mi. Doy por hecho que le va haciendo de liebre, pero cuando les doy alcance, Javier me dice que va "tocado" y la mujer se adelanta. Corro unos metros en paralelo a ella, justo para salir en una foto (a ver si la publican jeje) y enseguida continúo a lo mío. El km 8 lo paso en 4 minutos justos.

A unas decenas de metros va un corredor de Villacañas, es más joven que yo, pero también trato de alcanzarlo. Aunque lo llevo como objetivo, mantengo mi ritmo y paso el km 9 también en 4 minutos justos. Vamos a entrar al pueblo y quedan unos pocos metros de subidas que, si no has ido controlando las fuerzas, se te pueden atragantar. Pisamos asfalto. Alcanzo al villacañero...espera, no, se ha girado y me ha visto, acelera un poco y no se deja adelantar. Imagino que quiere luchar la posición, pero no es mi guerra, mi objetivo en este momento es bajar de los 40 minutos en meta y ya voy soltando todo lo que tengo en las piernas. En el penúltimo giro llegamos a la última subida, acelero y enseguida se queda atrás el otro corredor. Encaro la meta y alargo lo que puedo las zancadas. Acabo con la respiración muy agitada, pero no tardo nada en recuperarme. Enseguida miro el cronómetro: 39:45 según mi reloj. La alegría que tengo en ese momento es enorme. Era muy optimista antes de empezar y soñaba con esta posibilidad. El haberlo logrado es realmente satisfactorio. ¡Y encima tercero de la categoría!

Miguel y Uti llegan enseguida, en 43 y 44 minutos respectivamente ¡enhorabuena compañeros! A José no lo veo de llegar, ya que acompaño a mi pupilo (Miguel) mientras recupera el resuello. Otra anécdota de la carrera es que justo al terminar, el corredor de Villacañas que adelanté en la subida me pregunta: ¿como es posible que acabes tan fuerte?, en lugar de responder, me quito la braga de la cabeza, a lo que se contesta a sí mismo: ya veo, peinas muchas canas jajaja.





lunes, 22 de mayo de 2023

VI Carrera popular Renacer, Camuñas 20-05-2023

 

El Club de Atletismo Renacer organiza esta bonita carrera popular, que transcurre por algunas de las calles más céntricas, y dicho sea de paso, más empinadas, de Camuñas. Se trata de un circuito completamente urbano y asfaltado de 4 kilómetros al que hay que dar dos vueltas. Advierto, para quien se anime a participar y no lo haya hecho antes, que lo va a pasar nada más que regular si se excede de ritmo en los dos primeros kilómetros. Pero si haces tu carrera por sensaciones y dejando a un lado el cronómetro, seguro que te gusta. Camuñas es un pueblo pequeño, que sabe sacarle muy buen partido a sus rincones más bonitos.

En lo que se refiere a este humilde corredor, la cosa pintaba muy bien los días previos. Pude enlazar muy buenos entrenamientos y recuperaba de un día para otro perfectamente. Pero claro, no todo va a ser de color de rosa, así que tres días antes me pillo un buen resfriado, que, por suerte, el único síntoma que me afectaba era la congestión (como si eso fuera poco…).

Para compensar, rompí la hucha y me hice con unas zapatillas nuevas para las competiciones, unas mixtas, que tienen algo más de amortiguación y durabilidad que las “voladoras”. Además, yo no vuelo, así que ¿para qué usar un modelo reservado más bien para la élite?. Decidí estrenarlas el mismo sábado de la carrera. Una apuesta arriesgada, pero que salió bastante bien.

A la hora de recoger el dorsal me encuentro, como siempre, muchas caras conocidas, amigos corredores que me preguntan si he venido solo … vaya, pues si, ningún lagunero más se ha animado. Parece que esta carrera ha pasado un poco desapercibida, injustamente, bajo mi punto de vista, ya que está bien organizada, le ponen cariño y ganas … vamos, que tiene muchos puntos a favor. Me da a mí la sensación que las cuatro cuestecillas tiran para atrás.

Línea de salida, muy pocos participantes, de hecho, tan solo 44 llegados a meta. Entre los de mi categoría (mayores de 50 años), Miguel Ángel Salas, Luis (villacañero muy rápido), un Trainingrey, que seguro anda bastante bien… nada, me quedo sin opciones a podio jeje.

Vistos los rivales y consciente de mi resfriado y las pocas posibilidades de llegar de los primeros, opto por ser prudente y no exigirme más de la cuenta, aunque me pongo en la segunda fila de la salida.

Nada más dar el pistoletazo me adelantan varios corredores por ambos lados ¡cuánta prisa! (la historia de siempre, dadme 500 metros para que cada uno se ponga donde le corresponde).


 

A pesar de haber hecho un calentamiento tirando a cortito, llevo muy buenas sensaciones de inicio. Las piernas se mueven ligeras, sin la pesadez que suelen tener al principio de las carreras. Las zapas nuevas son la caña, tienen un plus de respuesta, retorno, rebote, llámalo como quieras, que me hace ir muy cómodo.

El circuito comienza dirección a Villafranca y antes de hacer el primer giro de vuelta al centro de Camuñas, puedo contar los que llevo por delante … a ver: uno, dos, tres … voy el 14. Me gusta el número, tanto que me conformo con acabar en ese puesto al final. Pero esto no ha hecho nada más que empezar y las posiciones bailan, seguro.

En cuanto pasamos la mitad de la Calle Alcázar ya se nota la primera subida, que se acentúa al unirse a la Calle Imperial. Hay público por esta zona y van animando a un local que va justo detrás de mí. No me da curiosidad por saber si es más joven o de mi categoría, yo voy a lo mío, no tengo ganas de guerra. Voy justo detrás de María Victoria, que últimamente está muy fuerte y me da por pensar que igual me estoy pasando de ritmo … ¿o es que ella ha salido en plan cauteloso, sabedora del perfil de la carrera? El caso es que mantengo la distancia y no intento darle caza. Aprovechando que se baja el ritmo subiendo, miro un poco más delante y veo que nos preceden un corredor con el pelo blanco y camiseta amarilla, exactamente como la lagunera y otro que, por la pinta, también parece cincuentón (vaya con los veteranos). Hago mis cuentas: Miguel, Luis, el Trainingrey, los dos que van delante … uf, por lo menos el sexto de la categoría… anda bueno va!!




 


 

Poco antes del primer kilómetro acaba la subida, hay un falso llano en el que aprovechamos para volver a subir un poco el ritmo. Pasamos la Plaza de los Danzantes, cruzamos la travesía y continuamos hacia la Plaza del Arenal. He hecho bien mis deberes y sé que ahora llega la subida más dura. Nada más girar hacia la Calle Antonio Machado alcanzo a María Victoria, me pego a su espalda, pero no la adelanto. Giramos por Guindalera y la cosa se empieza a poner seria. Intento retener lo mínimo, lo suficiente como para que las pulsaciones no se disparen. María Victoria empieza a respirar con fuerza, mala señal. Me pongo a su lado al girar por Miguel de Unamuno, pero ni siquiera la saludo, no pienso soltar ni una molécula de oxígeno en vano. Después de la carrera, en tono de broma, me lo reprochó jeje. El caso es que antes de llegar arriba del todo, junto al Molino de la Unión, la he adelantado.

Kilómetro 2 y primera bajada seria. Es hora de comprobar si la amortiguación de las zapatillas nuevas es lo suficientemente generosa como para aguantar mi peso o si, por el contrario, voy a sufrir por cada zancada que dé. Entro de talón, reteniendo, y por suerte, las zapatillas responden sobradamente. Bajo pulsaciones y aumento el ritmo.

El de amarillo ha adelantado al otro, y yo también le voy comiendo terreno. Llegamos de nuevo a la Plaza del Arenal y giramos, para subir de nuevo, por la Avenida de la Constitución. Mantengo la sangre fría y no derrocho recursos para alcanzar al siguiente atleta, en estos momentos, ya sé que podré con él. Terminamos la última subida (de la primera vuelta) en la Calle las Viñas, justo el kilómetro 3, giramos dirección Plaza del Arenal y me dispongo a adelantar.

Volvamos a hacer cálculos: iba el 14, he adelantado a María Victoria y ahora al otro veterano. Voy el 12, me gusta.

Tampoco he perdido de vista al veterano de amarillo, a pesar de haberme acelerado, mantiene la distancia. Llego al arco de meta para completar la primera vuelta en 16’25’’ y cojo una botella de agua que me ofrece un voluntario. La temperatura es ideal, pero está algo nublado y hay humedad, por lo que voy sudando con ganas, así que doy un trago y deshecho el resto.

No tardo nada en dar alcance a mi predecesor. No sé si ha pinchado o se está tomando un respiro, el caso es que me pongo a su lado antes de lo que esperaba. Hacemos un pequeño comentario sobre lo que nos espera y avanzamos juntos. Lorenzo Castellanos se llama.

Ya en la Calle Alcázar me pongo delante y Lorenzo se pega a mi espalda, igualito que los ciclistas cuando empieza a ponerse empinada la carretera. Este hombre sabe bien lo que hace (pienso entre mi), va a ir aquí pegado hasta el penúltimo kilómetro y me va a dar matarile… El caso es que, aunque no nos estemos jugando nada, yo quiero llegar delante (¿qué raro, no?) y me dispongo a elaborar una estrategia para conseguirlo. A ver, pienso, subo algo más lento hasta el Molino la Unión, reservando fuerzas, bajo más rápido que en la primera vuelta, vuelvo a bajar el ritmo desde la Plaza del Arenal hasta el kilómetro 7 y desde ahí a meta a darlo todo (parece un buen plan, voy a ponerlo en marcha). 


 

Justo cuando llegamos a la Calle Imperial adelantamos a un corredor más joven al que no había tenido en cuenta hasta ese momento.


 

Recapitulemos: ahora voy el 10 de la general, tela marinera jajaja.

Lorenzo se encarga, con un resoplido, de poner fin a mi elaborado plan nada más empezar. Se ve que antes de llegar al Molino se le han ido mermando las fuerzas y no puede seguir a mi lado. Pues nada, voy a reducir lo mínimo imprescindible como para mantener una distancia tal que no le den ideas de recuperar posición jeje.

En una de las calles puedo ver por delante a Luis, el villacañero. Está demasiado lejos y queda muy poco como para intentar una locura. Me limito a seguir mi ritmo y a continuar disfrutando lo máximo. Que si, que lo voy disfrutando, que hoy no tocaba penar, y entre la buena posición que llevo y las geniales sensaciones de las zapatillas nuevas, voy más feliz que un niño en una juguetería.

Arreón final, arco de meta y paro el crono en 32’42’’ oficiales, consiguiendo una media de 4’05’’ y una segunda vuelta sensiblemente más rápida que la primera. No puedo estar más contento.


 

Como bien había calculado, cuarto veterano B, medalla de chocolate … mmmmm que rica!!

Las clasificaciones pueden verse aquí: http://cronosportradio.es/g-live/g-live.html?f=../RESULTADOS23/CAMUNAS/RENACER.clax

viernes, 20 de enero de 2023

X Carrera Popular Las Paces, Villarta de San Juan 2023.

 

No se puede pedir más. Esta es la conclusión a la que he llegado después de correr el domingo 15 de enero en Villarta de San Juan. Vamos un buen grupo de laguneros, terminamos todos contentos, hago mejor marca de lo que esperaba, corre Ali y lo mejor de todo, captan nuestras caras de alegría en carrera. Lo dicho, no se puede pedir más.

Retomo la costumbre de escribir una crónica después de una carrera. No sé cuánto durará. El caso es que me ha salido una pareja de nuevos lectores que me han pedido que plasme el resultado de esta afición que tengo de correr y si la pareja en cuestión son tus padres, no hay nada más que pensar. A escribir se ha dicho.

Antes de entrar en detalles, voy a poner al día a aquellos lectores que casualmente vuelvan a pasar por el blog y no sepan nada de mí desde la última vez que escribí. Resulta que la pasada primavera, en un chequeo rutinario, me detectaron un bloqueo aurículo-ventricular de segundo grado, tipo uno. Suena chungo, pero el caso es que no tengo síntomas. Aunque procuraba no exteriorizarlo, por dentro estaba acojonado. Pasé un mes sin apenas salir a correr. La poca bici que hacía era en plan paseíto verano azul. Y así llegué al mes de septiembre, en el que me hicieron una prueba de esfuerzo, que menos mal, salió todo bien. No contento, acudí a otro profesional que también me hizo un montón de pruebas. Mismo resultado, estoy bien de salud. Pero como uno peina ya muchas canas, aunque mantengo intacto mi espíritu competitivo, decidí cambiar radicalmente mi forma de entrenar. Ahora hago muchos menos kilómetros y la mayoría de ellos son a ritmo lento. Los días que llamamos de calidad, o sea, cuando te exiges un poco más, no llego a máximas pulsaciones, digamos que me queda bastante margen. El caso es que poco a poco sigo mejorando y los resultados, para tratarse de un aficionado, no son nada malos.

Y ahora si, vamos a la pomada.

Mañanita de niebla y frío. Es una buena combinación para que no se recaliente el motor si quieres correr rápido. Por una vez me hacen caso los compañeros del club y salimos a una hora bastante prudente. Llegamos pronto y da tiempo de sobra a recoger el dorsal, posar para la foto y calentar antes de que empiece la carrera.


Con vuestro permiso, y para no dejarme a nadie en el tintero, me voy a limitar a narrar mi carrera y el tramo que pude acompañar a Ali.


 

Escoger posición en la salida es un arte que tengo muy aprendido. Me coloco en el punto exacto para salir con el grupo que llevará el ritmo que tengo previsto hacer mientras recorremos las calles de Villarta. El primer kilómetro es un continuo sube baja, con muchos giros y también con bastante público animando, lo paso en 4'25". En el segundo kilómetro, todavía por el pueblo, encontramos más desnivel negativo que positivo, 4'11", a pesar de tener que subir un puente que cruza la autovía A4. Giro brusco a izquierdas y entramos en el campo. Llevo justo delante un corredor del Tri-Alcázar, pelo algo canoso. Por su forma de correr lo identifico como Javi, pero el pelo me hace dudar...hasta que lo rebaso, si, es Javi, se está haciendo mayor (es broma, no te me enfades). Va con un amigo que, en el momento de adelantarlos sube el ritmo, supongo que con intención de acompañarme, pero Javi enseguida le dice "tira tú si quieres, que yo voy bien". Cómo nos conocemos, sabe que voy siempre de menos a más.

El caso es que sin darme cuenta, he subido el ritmo, el lo que tiene ir adelantando corredores todo el tiempo, te vienes arriba. 4'05" el km 3. Desde este km y hasta el cuatro hay dos grandes rectas, el camino se limita a dos carriles en los que solo se puede ir en fila india, y para adelantar se tiene que escoger bien la zona, ya que hay un barro que hace que te escurras con facilidad si te sales de las rodadas. Llevo un par de grupos delante, conforme los voy pillando me acomodo el ritmo unos segundos, recobro el aliento y aprovecho las zonas secas para adelantar. Con este plan, llego al km 4 en 4'13". Al rebasar al segundo grupo pido paso y me excuso por adelantar, ya que un corredor, al escucharme se salió del camino para facilitarme el paso, gracias majo. Después me añade en tono de broma: "tira tira, que con la noche que me ha dado el niño llorando, yo no puedo más". No puedo contener la risa y le respondo: "si los tuvieras de 20 años como yo, no te pasaba eso", a lo que contesta un tercero: "o ninguno, como yo!!". Desde luego, me lo estoy pasando pipa en Villarta.

A todo esto, he olvidado mencionar que voy muy pendiente del pulso todo el tiempo. Hasta ese punto, voy moviéndome entre 156 - 157 pulsaciones, lo que supone un esfuerzo relativamente cómodo para mi.

Poco después de adelantar al de la mala noche, localizo a otros dos corredores de azul (y jóvenes) unos metros frente a mi. Procuro mantener mi ritmo y les doy caza antes del quinto kilómetro. Es una zona también con algo de barro y doy un pequeño achuchón para pasar entre los dos. Llego al 5 en 4'06". Giramos a izquierdas, luego a derechas y noto justo detrás de mi a los dos últimos corredores, tratan de "pegarse a mi culo". Nuevo giro a la derecha y llegamos al circuito de motocross. Km 6, 4'07". Esta zona me va a desgastar bastante, los pequeños toboganes hacen que estire mucho la zancada y el esfuerzo sea más acusado. Y para colmo, justo antes de empezar el km 7 se empieza a subir el cerro de San Cristóbal. 4'18''. Prudentemente, bajo mucho el ritmo, llegando a correr incluso por encima de los 5 minutos el km. El pulso llega ahora a los 165 latidos por minuto, pero es una zona que sigo controlando. Queda muy poca carrera y yo sé dosificarme. Pero...espera...¿quienes son la pareja que veo justo delante? localizo a María Victoria y Miguel Ángel Salas. Ella está muy fuerte y él le va haciendo de liebre. Si fuera capaz de acelerar un poco...sólo un poco...

El km 8 cae en 4'18''. La subida no me ha penalizado demasiado. Ahora, con un nuevo objetivo por delante, no puedo desfallecer. Pero, aunque confío plenamente en las fuerzas que me quedan, no va a ser nada fácil conseguirlo, ya que ahora un nuevo jugador entra en escena: el viento. Hasta este momento lo había ignorado por completo, pero la subida al cerro y el haber acelerado un poco, hace que el aire castigue más de lo que yo hubiera deseado.

Giramos para entrar en la vía de servicio de la autovía, es asfalto, pero muy peraltado y con bastantes baches. Llego al 8 en 4'12''. Me da por mirar el tiempo total transcurrido y en un rápido cálculo mental veo que puedo bajar de los 42 minutos. Pasamos por debajo de la autovía, atravesamos una zona de tarays junto al río Cigüela y llegamos al kilómetro 9, todavía sin haber dado alcance a María Victoria y Miguel, en 4'05''.

Último giro a izquierdas para atravesar el puente romano. Ahora si que los tengo cerca. Miguel me dice que me quede con ellos, que María Victoria, junto a una corredora de Tomelloso, son las primeras mujeres de la general, pero le contesto en tono de broma que no, que para una vez que voy a llegar antes que él, no pienso perder la oportunidad.




El resto es fácil de imaginar, sigo acelerando hasta meta, pero sin darlo todo. No me juego nada con nadie, solamente conmigo mismo, y veo que mi previsión hecha antes de empezar la carrera, de llegar sobre los 43 minutos, va a ser machacada. En los últimos metros hay mucho público gritando, pero son las voces de Alba y Casero las que más destacan. Ojo, se me puso la piel de gallina. Consigo un crono oficial de 41'40'', habiendo corrido el último km en 3'56''.

Sin perder un segundo me voy al coche, me pongo una camiseta seca y el cortavientos que regalaban en la bolsa del corredor y me voy en busca de mi hija.

La localizo sobre el km 8'5. Su cara es de absoluta felicidad (habría que ver la mía). Me dice que va estupendamente, que no le duele nada y que lo está pasando de lujo. Son los mejores metros de la carrera, y para muestra, unas cuantas fotos más:




Nos vemos en la próxima.